lunes, 16 de marzo de 2015

Capítulo 2 Técnica vocal: respiración, resonancia y fonación

Desde mi punto de vista el resultado que un cantante busca en el trabajo de la técnica vocal es el mismo del deportista que asegura una buena forma física e incluso una hermosa figura. Los ejercicios propios del canto, en ocasiones repetitivos y aburridos, de respiración, entonación y/o vocalización aportan una resistencia y mejora del sonido; así como el levantamiento una y otra vez de pesas de gimnasio lleva como consecuencia lógica el fortalecimiento del músculo. El estudio de la técnica vocal se simplifica si la planteamos como una mesa de tres patas: el aparato respiratorio, el aparato de resonancia y el aparato fonador. 

Primer soporte: La respiración diafragmática 

La respiración es el canto una de los aspectos más importantes. El aire es esqueleto por lo que muchos maestros y maestras tienen como premisa " si respiras bien...cantas bien", quizás esta idea un poco exagerada lleva consigo el conocimiento de la relevancia de nuestra respiración para una buena utilización de nuestro sonido. 
Podemos encontrar varios tipos de respiración pero descartaremos de un principio un respiración superior, que consiste en la utilización exclusiva del lóbulo superior de los pulmones. Así pues la respiración profunda, que incluye también el lóbulo medio e inferior, será prioritaria en la acción del canto.

La respiración profunda dará mayor estabilidad en nuestra voz, no solo por el hecho de disponer de un mayor cantidad de aire y por activar el diafragma, músculo que tendrá un papel clave en lo que conocemos como "apoyo". El diafragma es un músculo con forma de paracaídas ubicado en la base de los pulmones; este músculo durante la emisión del sonido deberá endurecerse para evitar que el cantante busque el volumen en la garganta equívocamente. El diagrama actuará como el brazo de un gaitero que presiona la bolsa, de este interesante instrumento (la gaita), con el brazo para expulsar el aire y, por lo tanto, generar el sonido con proyección y fuerza. 

Si controlamos la estabilidad del aire, muy probablemente controlaremos la vibración de nuestras cuerdas vocales y la activación de los puntos de resonancia; con ello, nuestro canto notaría una verdadera mejoría. 
Segundo soporte: La resonancia.  La resonancia es uno de los fenómenos más llamativos de esta actividad. La acústica es una realidad que en el cuerpo humano no encuentra excepción, lo que significa que si contemplamos nuestro cuerpo como un instrumento musical más , con sus partes y repercusiones sonoras, podremos sacarle más partido y jugar con nuestra voz.  Son muchas las personas que afirman que donde más cómodos o animados a cantar es bajo la ducha, y las razones son muchas. En primer lugar, la intimidad y la es fundamental para el aprendiz o cantante y, en segundo lugar, la acústica del baño es perfecta dado que aumenta la resonancia de nuestro aparato fonador. Las formas cóncavas permiten que la vibración y, por lo tanto, el sonido se potencien y en un baño está cargado de espacios cóncavos: lavabo, water , bidé ... Y si le sumamos el número de tuberías, ya tenemos nuestro pequeño "auditorio".  Hay tres zonas de resonancia bien definidas: el pecho, la laringe y la cabeza. Las notas mas graves se depositan en el pecho y a medida que alcanzamos las notas agudas, la resonancia va subiendo hacia la cabeza. 
Tercer soporte: la fonación.  En esta cuestión haremos una diferenciación entre vocalización, articulación y dicción. El aparato fonador incluye músculos y huesos que nos permitirán la articulación de palabras y a su vez del canto un tanto más elaborado; la lengua, mandíbula, velo del paladar son un ejemplo de ello... 

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